Partiendo del concepto de
autorregulación como la capacidad de auto gestionar y dirigir el proceso de
aprendizaje, en el cual influyen factores personales, conductuales y
ambientales, que hacen parte del proceso de autorregulación, (Vives, Durán,
Varela y Fortoul, 2013), se considera que dicho proceso “se ha convertido en una
competencia transversal común a todas las profesiones, por su importancia para el aprendizaje y el
desempeño profesional” (Vives et al, 2013, p. 34). Es así, como la
autorregulación se constituye como uno de los ejes fundamentales en el proceso
de aprendizaje, no sólo en el campo educativo y profesional, sino también en el
personal; ya que al tener conciencia de la forma como actuamos, pensamos, nos
comunicamos y nos desenvolvemos en un ambiente determinado, podemos identificar
con mayor claridad nuestras fallas y habilidades, así como analizar y
determinar acciones correctivas y formas de potenciar y aprovechar al máximo
nuestros talentos.
Un elemento fundamental de la autorregulación es la
metacognición: “es el pensar en el propio pensar, saber cómo se piensa, cómo se
aprende y cómo se enseña” (Vives et al,
2013, p. 36). Existen evidencias de que las competencias de autorregulación se
pueden mejorar a través de intervenciones educativas, como: Exponer a los
estudiantes a modelos sociales, como trabajar y colaborar con personas,
docentes, compañeros) que demuestren actitudes y conductas autorregulatorias,
realimentar de manera positiva y oportuna para reflexionar en los aciertos y
errores, ayudar a evaluar sus progresos en el aprendizaje y orientar para el
manejo adecuado del tiempo (Vives et al, 2013).
Es por esto, que en el
proceso de aprendizaje es fundamental establecer objetivos o metas a corto y
largo plazo (Vives et al, 2013), acompañados de una planeación o cronograma de
actividades, con el fin de optimizar el tiempo y los recursos necesarios para
alcanzarlos. Esto también nos permitirá encontrar los aspectos por mejorar,
tener mayor control de lo que hacemos y
de lo que queremos conseguir. De este modo, podemos ser dueños y autores de
nuestro desarrollo y formación como profesionales competentes. Cabe mencionar “que
la educación superior basada en la enseñanza por competencias, prepara a los
estudiantes de una manera integrada al unir conocimientos, habilidades y
actitudes para el desempeño eficaz en un campo profesional determinado, con la
capacidad de dar solución a problemas de esa área” (Vives et al, 2013, p. 35).
Por lo tanto, este tipo de enfoque no sólo busca formar profesionales, sino
también personas autónomas, idóneas y comprometidas con su propia formación,
que al hacer parte de una sociedad, contribuyan a su crecimiento y desarrollo
social, económico y cultural.
Entre las ventajas de la
autorregulación en el proceso de aprendizaje, están: Lograr un mayor
rendimiento académico, activar la motivación y los aspectos conductuales y
cognitivos del aprendizaje; cuando se fijan metas y la manera de alcanzarlas,
aprender en forma significativa y profunda, teniendo la capacidad de aplicar lo
aprendido a diversas situaciones (Vives et al, 2013). “Al tener mayor
conciencia de cómo se aprende mejor, se obtiene mayor provecho del potencial
que ofrece el uso de las nuevas tecnologías, así como del poder que tiene el
trabajo colaborativo” (Vives et al, 2013, p. 36). En este sentido, las
diferentes herramientas y aplicaciones interactivas, que nos ofrece la web 2.0,
como: Google Docs, YouTube, Google Video, Wikis y Blogs, entre otras, juegan un
papel importante en el proceso de aprendizaje, ya que a través de ellas, podemos
acceder a diversa información, administrarla y compartirla.
Particularmente, mediante la
elaboración del e-portafolio (blog), herramienta de fácil uso y acceso; podemos
realizar procesos de autorregulación, al publicar diferentes contenidos basados
en las actividades desarrolladas durante la formación académica y al
compartirlos con nuestros compañeros y tutores. Ya que de ésta forma, podremos
recibir críticas constructivas de su
parte, comentarios, sugerencias y de este modo, revisar y autoevaluar cuáles
aspectos se deben mejorar, qué objetivos nos debemos fijar y qué tareas debemos
realizar para alcanzarlos. Igualmente, al explorar el e.-portafolio de otros
compañeros, podremos encontrar contenidos interesantes, adquirir nuevos
conocimientos y compartir opiniones, así como poner en práctica nuestras
competencias comunicativas: habilidad para escribir en forma correcta, teniendo
en cuenta la ortografía, la redacción, el sentido de cada oración y también de
las imágenes, videos o gráficas que queramos plasmar en ese espacio. También,
podemos sacarle mayor provecho a esta herramienta, poniendo a prueba nuestra
creatividad y estilo propio. De allí que sea importante el buen uso que se le
dé a las herramientas informáticas, en pro del desarrollo personal, socio
afectivo y profesional.
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